Anteriormente hemos discutido el poder del cine para crear conciencia y moldear pensamientos y comportamientos, dependiendo, por supuesto, del espectador.
Para los jóvenes, la influencia de los temas cinematográficos ha legitimado conductas y percepciones de la realidad que antes habrían provocado rechazo y disconformidad entre la mayoría de las personas. En el estado actual de la educación y los valores, el cine juega un papel protagonista en la formación de los jóvenes y, aunque no es del todo positivo, es una innegable fuerza de inspiración y enriquecimiento.
Desde sus inicios, el cine ha actuado como un espejo en el que nos vemos, una herramienta introspectiva que nos permite comparar y decidir nuestros modelos a seguir e incluso algunas pautas de comportamiento. Aunque no seamos conscientes de ello, las películas nos conmueven, nos traen sentimientos, sean buenos o malos, nos hacen pensar y querer investigar más a fondo qué ha provocado esos pensamientos y sentimientos.
Te podemos dar dos grandes ejemplos de ello: en 1984 salió a la luz “Amadeus”, una obra maestra que introdujo la figura de Mozart a un gran público y cambió por completo la percepción cultural de este genio musical. Junto a esto, las ventas de su obra crecieron exponencialmente, con más jóvenes conociéndola a pesar de tener siglos de existencia.
Esto sucedió recientemente con “Bohemian Rhapsody”. la cual se estrenó en el 2018, haciendo que todos quisiéramos saber más sobre la famosa banda “Queen” y más específicamente, sobre Freddie Mercury. Como en el caso anterior, las ventas de sus canciones se dispararon en todos los formatos hasta convertirse en el artista más escuchado en la famosa plataforma Spotify (utilizada principalmente por jóvenes).
Otra película legendaria que realmente entró en la conciencia de los jóvenes fue “Dead Poets Society” en 1989. Se pensó erróneamente que por su profundidad no llegaría a los más jóvenes, pero sucedió todo lo contrario, el mantra “Carpe Diem”, disfrutar el presente, provocó un verdadero cambio en la enseñanza y en los estándares que los jóvenes anhelaban cambiar, utilizando la película como modelo.
Por otro lado, las películas no solo han influido en la percepción de la realidad de los jóvenes, el sistema educativo y los artistas, sino que han cambiado (y siguen cambiando) los hábitos de consumo de las personas y el contexto en el que utilizan los productos.
Un claro ejemplo es el uso que hacen los jóvenes de la famosa cazadora bomber que usó James Dean en “Rebelde sin causa” (1955), convirtiéndola en un símbolo de rebeldía juvenil.
El cine ha sido y es el medio de comunicación informal más potente que tenemos; es parte de nuestra realidad. En muchos casos se ha demostrado que su influencia parece correlacionarse con la debilidad en la familia, la escuela, la Iglesia y el vecindario. A medida que llenan lo que fallan las instituciones más cercanas a los jóvenes, las películas adquieren una mayor importancia como fuente de ideas y pautas para la vida.
Más de cuatro millones de personas visitaron los cines españoles para ver películas como “La naranja mecánica”, “Instinto básico” o “Belleza americana”, por lo que podemos decir que han impactado a gran parte de la población. Desde una perspectiva sociológica, estas películas quedan grabadas en la mente del espectador, ya que la representación de la realidad suele ser vívida y fuerte, cargada de una emoción tan dramática que termina reflejando una experiencia de la vida real, a través de la comparación y la sugestión. si encaja con la persona y más aún si aún está en desarrollo, como es el caso de los jóvenes.
Además de todo esto, el cine de hoy legitima comportamientos que alguna vez fueron “mal vistos” o evitados. Hoy en día, esto se debe en parte a la producción de obras con determinadas temáticas, que normalizan tal comportamiento. Temas como la homosexualidad, el noviazgo, la ruptura familiar o la eutanasia, entre muchos otros, son ampliamente difundidos en series de televisión, películas y publicidad, lo que lleva a la aceptación y creación de un criterio nunca antes considerado.
Nos queda claro que cuando empezamos a ver una película, el espectador busca inconscientemente el personaje con el que se va a identificar: quiere ver las cosas desde su punto de vista, vivir la película a través de uno de los personajes, lo que lleva a una proceso de empatía bien conocido en la industria cinematográfica como “transferencia de imagen o personalidad”. Este proceso se logra cuando el espectador toma el lugar del personaje, asume sus ideales y empatiza con sus emociones.
Podríamos decir que esto es un poco de “la magia del cine”. Realmente no somos conscientes del gran poder que puede tener sobre nosotros ver una determinada película en un momento dado, incluso pueden influir en nuestras decisiones importantes porque vemos una película como una ‘señal’. No hace falta decir lo que esto puede provocar en la mente de alguien que crece, lleno de inseguridades, que constantemente saca conclusiones y, a menudo, reflexiona sobre el mundo que le rodea.
Cortometrajes y cambio de roles
Una forma fantástica en la que los jóvenes son los protagonistas de aquello mismo que les inspira es la iniciativa surgida en nuestra isla hace unos años, “Shorts and Changing Roles”.
El Departamento de Bienestar Social, Salud e Igualdad del Ayuntamiento de Eivissa, en colaboración con los cinco municipios de la isla, creó en 2016 este importante proyecto para que jóvenes de entre 14 y 18 años puedan realizar cortometrajes que reflejen sus inquietudes y experiencias de vida , creando historias que expresan conflictos, contradicciones y violencias provocadas por cuestiones de género o sexo. Hablan directamente de roles de género, estereotipos en los medios, sexualidad, relaciones e identidad con total libertad como autores de las historias que quieren contar.
Cada año comienza con un taller de 6 meses de duración en el que se recorren todos los pasos para realizar un cortometraje, donde la igualdad es lo más importante.
Esta es sin duda una iniciativa que debe extenderse a otros lugares ya que es innegable que existe un vínculo directo entre el cine y la formación de la conciencia de los jóvenes, quienes pronto tendrán en sus manos el destino del mundo.